El cuajado y envero de la vid. - Can Vidalet

El cuajado y envero de la vid.

Seguimos indagando en el ciclo de la vid. Y es que, si con la llegada de la primavera la savia se alteraba, con la llegada del verano las flores de nuestras uvas cuajan. 

Cuajado 

El cuajado suele producirse entre los meses de mayo y junio. Este proceso se lleva a cabo con la fecundación de las flores, producidas en la floración, a través del polen. 

Toda esta etapa es muy delicada para la vid, puesto que su desarrollo depende en gran parte del clima. Si se producen lluvias o las temperaturas se alejan de los 15 grados centígrados, el cuajado se puede ver gravemente afectado. Esta metamorfosis tiene lugar en 15 o 20 días. Si por alguna razón la semilla de la flor no es fecundada, no habrá fruto. 

Un cuajado deficiente se denomina corrimiento de la flor. Este fenómeno se produce cuando los ovarios o las bayas caen de manera accidental y no pueden desarrollarse de manera completa. 

Si todo sucede con normalidad y la vid puede evolucionar de manera correcta, el cuajado pasa a la siguiente fase: el envero. 

Envero 

Las bayas formadas en el cuajado crecen poco a poco durante los meses más calurosos del año. 

Este aumento de tamaño se debe a un incremento de los niveles de agua y de azúcar en la uva. Este hecho se traduce en una disminución de la acidez y en una reducción del grosor de la piel. 

El período de envero se traduce en la maduración de las uvas. Una vez ya han alcanzado su tamaño, comienza un período que dura entre 12 y 15 días, donde se tiñe nuestro fruto. 

En un principio, las uvas son verdes, por la gran cantidad de clorofila que contienen. Dependiendo de la tipología de uva, tinta o blanca, durante el envero se decantan hacia colores más amoratados o amarillentos

Esta metamorfosis cromática deriva hacia un pigmento u otro, según los compuestos que definen cada variedad. Es decir, antocianos en tintas y carotenoides en blancas. 

Además del cambio visual, la uva sufre muchas transformaciones durante esta etapa: aumento de azúcar generalizado, lignificación (los sarmientos se tornan leñosos), aumento de taninos, etc. Al finalizar este período, podemos afirmar que tanto la uva como la semilla han madurado fisiológicamente.

Además, una de las características principales que nos aporta es la aproximación de la fecha de nuestra futura vendimia. 

En Can Vidalet, nuestras uvas ya han cuajado. Y actualmente, estamos expectantes ante su desarrollo y su crecimiento. 

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