El descanso de la vid. - Can Vidalet

El descanso de la vid.

La vid tiene un ciclo que fluye a través del año, condicionado especialmente por el clima y el entorno

Tal es su repercusión que los trabajos realizados en la viña dependen directamente de los fenómenos meteorológicos que se producen a lo largo del año. Por eso, nos encontramos con vendimias adelantadas, podas atrasadas, etc. 

Con la llegada del frío, la vid entra en su fase más tranquila: la denominada parada vegetativa o dormancia. Al igual que las personas, la viña necesita un respiro. Desde la primavera, ha estado floreciendo, brotando y ofreciéndonos nuestro producto tan preciado. En definitiva, disfruta de un merecido descanso. 

Durante este período, nos encontramos la viña con un aspecto solitario, sumergida en una gama cromática compuesta por ocres y marrones. Además, con el descenso de temperaturas, la viña se prepara para pasar el invierno

De esta forma, se endurecen los pámpanos (los brotes que sujetan los racimos) y se tornan leñosos. Simultáneamente, la cepa está formando diferentes reservas de los componentes que necesitará para esta estación. Para ello, los retira de las hojas, finalizando el proceso con la caída de estas, y dejando paso a los sarmientos (rama de la vid). 

Esta etapa, que aparenta ser apagada, en realidad es un momento muy importante para la vid. En realidad, está descansando y preparándose para la brotación que se llevará a cabo en primavera. 

En esta fase, es crucial realizar una tarea indispensable para nuestro viñedo durante el paréntesis que se está tomando. Esa práctica es la poda. 

El objetivo de la poda es limitar su crecimiento natural, mejorando su rendimiento y la calidad de las uvas. Existen dos tipologías de poda: la poda en vaso y la poda en espaldera. Su principal diferencia es la manera en que se conduce la cepa año tras año. 

En nuestro caso, utilizamos el método de poda en espaldera con cordón Royat. Esta metodología conduce la planta de forma vertical

Para ir controlando el crecimiento de los sarmientos, se pone un cordón o dos, que sujeta los brazos de la cepa podando los sobrantes de manera anual. El propósito es dejar los pulgares óptimos con las diferentes yemas, que darán lugar a las futuras ramas, hojas y uvas. 

Con la llegada de la primavera, la viña empezará a despertar a través del lloro. Es decir, la savia vuelve a circular con el aumento de las temperaturas y sale por donde se ha cortado la cepa durante la poda. 

A partir de este momento, empezará la brotación y seguirá el ciclo sin fin de nuestra viña.